Nuestra base de dos pisos está adaptada para cubrir las necesidades vitales y las capacidades de investigación de cinco personas. Tiene una cúpula donde cultivaríamos plantas, dos observatorios, paneles solares que suministran energía a la estación y una plataforma de aterrizaje con un cohete. También estaría equipada con vehículos que ayudarían a explorar la Luna. En el primer sótano habría una sección científica destinada a la investigación y a la gestión de las operaciones de la base. Habría salas con máquinas que controlarían el aire, el agua y la energía, así como una sala de informática. También incluiría varios laboratorios, uno con paredes más gruesas para experimentos peligrosos, un almacén y una cámara frigorífica. En el segundo sótano estaría la parte residencial. Habría habitaciones para cada astronauta, una cocina, un almacén de alimentos, un gimnasio y una máquina separadora de basura. También habría varias esclusas que garantizarían la seguridad de las personas en el interior.

El borde del cráter de Shackleton con paneles solares en todo el perímetro de este cráter. También tendríamos dos observatorios, uno en la montaña Malapet, visible desde la Tierra, y el segundo en el cráter Aitken, muy interesante para la investigación.

Gracias a la posición de los paneles solares, independientemente del lado en el que caiga el sol, proporcionarían constantemente la electricidad y la energía necesarias para el funcionamiento de la estación. Nos gustaría situar la base en el lado de la Luna que es visible desde la Tierra. El cráter de Shackleton se encuentra en el polo sur de la Luna, donde hay cráteres de hielo. De ellos extraeríamos recursos hídricos que se utilizarían para el crecimiento de las plantas y para las necesidades de la vida cotidiana. Este cráter es conocido por su temperatura invariable, que nos ayudaría a regular las condiciones del aire.

Obtendríamos agua del hielo que se encuentra en los cráteres de hielo de la Luna. En nuestra estación habría una máquina que se utilizaría para triturar y fundir el hielo para obtener agua. El agua se transportaría desde la máquina del cráter hasta la máquina de nuestra base, donde se filtraría y se trataría para el consumo humano. A continuación, se distribuiría por tuberías a varias salas en función de la demanda.

Una parte de los alimentos se transportaría a nuestra base desde la Tierra. Sin embargo, sería posible cultivar algunas plantas en la superficie de la Luna. Tales plantas son, por ejemplo: tomates, berros, rúcula, rábano, centeno, quinoa, cebollino, guisantes y puerros. Se trata de plantas que necesitan mucho potasio y hierro para crecer, que se encuentran en el suelo lunar.

Podríamos obtener energía de los paneles solares que tendrían una superficie total de casi 200 m2. Estos cubrirían fácilmente nuestro consumo de energía. Nuestra fuente de reserva sería un reactor nuclear o baterías llenas de la energía sobrante de los paneles.

Podríamos extraer el aire del hielo utilizando el aparato de Hofmann. La fuente de aire de reserva sería el oxígeno de la Tierra, que extraeríamos mediante electrólisis de sales fundidas.

Cuando los astronautas llegaran a la Luna, nuestra base ya estaría construida porque habríamos enviado vehículos para construirla. Primero cavarían una fosa y harían hormigón con el agua y harían una pared exterior en la que harían agujeros y los llenarían de agua. Luego, utilizando un filamento de polietileno, imprimirían la estación. Los astronautas ampliarían la base utilizando el filamento de plástico suministrado desde la Tierra en forma de contenedores con alimentos u otros elementos necesarios. Con él, los robots construirían las siguientes partes de nuestro pequeño mundo.

Las paredes serían de polietileno y tendrían un grosor mínimo de 20 cm. La base estaría cubierta por un grueso muro de hormigón con agujeros para el agua, que sería otra protección contra la radiación. El hormigón, que forma parte de este compuesto, es un aislante que protegería a los astronautas de la temperatura exterior. Tendríamos esclusas gracias a las cuales la atmósfera de la Luna no llegaría al interior. Si las esclusas se dañaran, todos los astronautas se esconderían en una habitación junto a la esclusa y se quedarían allí hasta que llegara la ayuda desde la Tierra.

Nuestro astronauta John acaba de levantarse. Primero, John fue al baño y se duchó con agua. Detrás de la pared pudo oír la máquina. Después de la ducha, fue a preparar el desayuno. Fue al almacén a por unos huevos en polvo para hacer huevos revueltos, y a por cebollino de la cúpula. Tuvo que utilizar un ascensor para llegar hasta allí. Cuando terminó, vinieron todos sus compañeros, desayunaron y empezaron el día. John fue al gimnasio para mantenerse en forma. Kasia, una astronauta de Polonia, también estaba allí. Prometió ayudar a John a recoger el suelo lunar que necesitaba para los experimentos de hoy. Después de hacer ejercicio, John preparó los recipientes de los tubos de ensayo, se puso el traje y salió a la superficie de la Luna con su amiga. Pasaron por las esclusas del exterior. Cuando terminaron, pusieron algunos de los tubos en un almacén y en una cámara frigorífica. Llevaron el resto a un laboratorio especial con paredes gruesas para comprobar la inflamabilidad del regolito. Otros astronautas los observaban a través de una ventana. Inmediatamente enviaron los resultados de sus investigaciones a una agencia en la Tierra. Se hacía tarde, así que todos se prepararon para ver el enjambre de asteroides en el observatorio. Tuvieron que girar el observatorio para poder observar este fenómeno. John, que estaba cansado después de un largo día, cenó y se fue a dormir. Al quedarse dormido, escuchó a sus compañeros viendo una película en el salón.